Proyecto de atención médica a indigentes en la congoleña Kinshasa, donde misiona la reusense Maria Isabel Correig
La misionera laica reusense Maria Isabel Correig Blanchart lleva cuarenta años en la República Democrática del Congo y su experiencia constituye el paradigma del espíritu evangélico.
Concretamente en Kinshasa la asociación Ekolo ya Bondeko (EyB) (Pueblo de la fraternidad), que tiene como finalidad la evangelización, con la mirada y comportamiento fraterno hacia la persona, es donde Maria Isabel Correig desarrolla su labor misionera.
Ahora, Ekolo ya Bondeko presenta un proyecto para ayudar a los enfermos indigentes del Hospital Mama-Yemo de Kinshasa y dar soporte, a la atención médica de pacientes, también indigentes, del Hospital General de Kinshasa Referència (HGRK). Este último hospital es el único, de entre la decena de la ciudad, que dispone de servicio de alojamiento para indigentes enfermos. Este servicio está organizado por la Congregación Misionera de las Hermanas de la Inmaculada Concepción de María, que no recibe subvención alguna por parte del estado ni del ayuntamiento; funciona básicamente con donaciones de personas de buena voluntad.
El objetivo del proyecto que se presenta es proporcionar más posibilidades de curación a los pacientes indigentes hospitalizados en este servicio, y por ello Ekolo ya Bondeko ha empezado a recabar recursos financieros que permitan garantizar una mejor atención médica, todo un año.
Un proyecto de 10.400 euros
Esta ayuda se concreta en un objetivo general que es el de contribuir económicamente en la atención de 65 indigentes enfermos en el Hospital General de Kinshasa. Luego están los objetivos específicos: sufragar el gasto médico (procedimientos médicos, de laboratorio, radiología y cirugía) de los hospitalizados. Proporcionar productos farmacéuticos a estos mismos pacientes. El presupuesto total de este programa de ayuda sanitaria ascienda a 10.400 euros.
El deterioro de las condiciones de vida en la ciudad hace aflorar el fenómeno de las personas marginadas. El estado no tiene un servicio social equipado y las pocas ONG caritativas de la ciudad están completamente desbordadas. De esta manera se ha hecho habitual ver a familias enteras en el proceso de la mendicidad, niños de la calle, enfermos tendidos por el suelo, y jóvenes que atacan con machetes en pleno día.
Otra de las consecuencias del empobrecimiento de la población es el número, cada vez más elevado, de pacientes que no pueden acceder a la atención médica adecuada. El uso de la medicina tradicional o largas horas de plegaria pidiendo la curación de las personas se han convertido en una escena habitual hasta que aparecen problemas de salud. En este momento los enfermos son abandonados a su propia suerte, ya sea en la calle o en un hospital, ante una posible emergencia.
Los miembros de EyB hacen regularmente la itinerante para salir al encuentro con estas personas que se hallan totalmente abandonadas. Por otro lado un equipo de la asociación visita regularmente a los pacientes ingresados para reconfortarles y hacerles salir de su aislamiento y favorecer el retorno a la vida social, si la persona supera con éxito la enfermedad.
Diari de Tarragona, firmado por Joan Boronat, sabado 15 de julio de 2017