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domingo, 5 de enero de 2020

"El misionero no va sólo, es enviado por su comunidad cristiana, por su diócesis"

La celebración del centenario del IEME (Instituto español de misiones extranjeras) 

Gabriel Rodríguez (misionero con el IEME en Zambia)

Tarragona misionera, animación misionera
"Llegar a una efeméride como esta es un privilegio para cualquier institución ya que estamos asistiendo primeramente a un hecho histórico donde cumplir cien años es una cifra todo digna de elogio; por otro lado celebrar 100 años supone volver la mirada atrás para dar a gracias a Dios por esta bella página de la historia misionera de la Iglesia española que ha escrito el IEME. Recordemos que es uno de los primeros frutos de la Maximum Illud (1919) y el Seminario de Misiones supuso por fin el que los sacerdotes diocesanos se incorporasen también a la Misión ad gentes, convirtiéndonos a partir de ese momento en una potencia misionera en todo el mundo por la cantidad de religiosos y religiosas, sacerdotes y también laicos que decidieron llevar por todo el mundo la Buena Noticia de Jesús. En la actualidad son 11,000 misioneros españoles los que continúan esta herencia misionera.

Ahora bien, celebrar el Centenario no puede reducirse al recuerdo y admiración de los cientos de misioneros que han entregado sus vidas, no podemos vivir de rentas: necesitamos seguir con ese espíritu misionero en todas nuestras diócesis, parroquias y comunidades. El Centenario del IEME es para nosotros un estímulo para seguir recordando a todos los seminaristas y sacerdotes diocesanos que la misión continúa y a la que merece la pena dedicar toda la vida o unos años de nuestro ministerio sacerdotal.


Ieme, Tarragona misionera, animación misionera
El futuro del IEME dentro del contexto actual de la Iglesia española.
Es un futuro incierto, primeramente porque no depende de nosotros sino de lo que el Espíritu pueda hacer en el seno de nuestra Iglesia. El IEME es un cauce para los sacerdotes diocesanos, se alimenta por ello de sacerdotes, los cuales en nuestros días empieza a reducirse tremendamente el número. La crisis vocacional de los últimos 20 años ha hecho mermar nuestros seminarios y por ende nuestros presbiterios diocesanos, subiendo mucho la edad media de los sacerdotes diocesanos (72 años actualmente) y haciendo peligrar la continuidad en la entrega misionera por las necesidades pastorales que se multiplican aquí. Las consecuencias de esta crisis vocacional en nuestras diócesis se verán dentro de 20 años, en 2040, donde el número de sacerdotes españoles se verá reducido a menos de un tercio de las actuales.

Tarragona misionera, animación misionera
A pesar de ello el Papa Francisco no deja de animarnos a ponernos en camino, en actitud de salida, a ser generosos, a confiar más en el Espíritu; el IEME por ello tiene que seguir siendo una voz, que aunque pequeña, unida al resto de toda la realidad misionera de la Iglesia nos recuerde a todas nuestras Iglesias diocesanas que el compromiso con la misión tiene que continuar porque está en nuestro ADN: la iglesia nació de la misión y tiene que vivir para ella. Por otro lado nuestras iglesias locales se verán rejuvenecidas con la presencia de sacerdotes de las iglesias jóvenes frutos del trabajo evangelizador que se ha hecho durante tantos años. Ello unido a la incorporación de los laicos en la Pastoral dará un nuevo cariz a nuestras iglesias diocesanas más en consonancia con lo que tiene que ser una verdadera Comunidad Cristiana donde, como nos dice el Papa, todos sus miembros tienen que evangelizar y cuya pastoral se tiene que apoyar en los pilares de la sinodalidad (trabajo en equipo, contando con todos) y lo misionero (con olor a oveja, en salida, al encuentro de los hermanos).

Tarragona misionera, animación misionera
Desafíos a los que se enfrenta el IEME

1. El primero es encajar bien el cambio de época para nuestra institución que cada vez está llamada a ser ese poco de levadura que ayuda a fermentar la masa. El papa Francisco nos lo recuerda continuamente. Para ello necesitamos estar centrados en la misión allí y animación misionera allí y aquí.
2. También el ad vitam en la misión tiene que conjugarse con las experiencias temporales, en las que tenemos que invitar a los sacerdotes y seminaristas para que, como dice el Papa, prueben hasta el fondo el gusto de la misión. En el itinerario sacerdotal se puede incluir la propuesta misionera, por unos años, como un medio de apertura y toma de contacto personal con un trabajo misionero vivido en primera persona.
3. Trabajo en comunión y en equipo. Tanto a nivel de la animación misionera como del trabajo misionero no podemos hacerlo en solitario. En los últimos años la vinculación estrecha con todas las Delegaciones de Misiones y con todos los Institutos y Congregaciones misioneras a través del SCAM (Servicio Conjunto de Animación Misionera) está dando muchos frutos en una Pastoral de Comunión y Sinodal. Con la implicación y la unión de todos es mucho más fácil llegar y proponer algo tan hermoso, tan radical y tan atractivo como es el tema misionero a niños, jóvenes, adultos e incluso a los más mayores. 
Tarragona misionera, Animación misionera
4. Animando a los Jóvenes: hay muchísimos jóvenes cuya la fe se ha enfriado y no participan en las celebraciones pero por otro lado tienen sed de transformar nuestro mundo y la Misión y los misioneros sigue siendo el rostro más atrayente de la Iglesia. La Misión puede ayudar a muchas personas a encontrarse de nuevo con Jesucristo saliendo de sus zonas de confort, de su cultura y rutinas, de sus vidas centradas en ellos mismos para abrirse a la novedad de la fe fresca que se encuentra en otros lugares. Es sin duda un vino nuevo para el que tenemos que conseguir odres nuevos, nuevas formas de hacer en la Pastoral llenas de creatividad como demanda el Papa Francisco.

Tarragona misionera, animación misionera
Mi trabajo pastoral en Zambia durante 11 años ha estado centrado en ayudar a crecer y consolidar pequeñas comunidades cristianas, formación de los catequistas y consejos pastorales, acompañar la corresponsabilidad de los laicos que allí se vive tan natural y como exigencia del bautismo. Esto es algo que nos puede ayudar a nosotros mucho tanto a los laicos como a los curas. Si viniese un cristiano zambiano aquí se sorprendería si viese que en un pueblo los cristianos no se juntan el domingo porque el cura no puede venir. Ellos a pesar de ser Iglesias jóvenes han aprendido a disfrutar de su propia fe, a vivirla, a celebrarla, a expresarla. De alguna manera puedo decir que me ha tocado releer y revivir con ellos “Los Hechos de los Apóstoles”.

Un misionero no nace, sino que le hacen. Si no fuera por todo el ambiente favorable que he tenido a mi alrededor en casa, en la parroquia, en el Seminario Menor y Mayor, mi primer nombramiento en Burgos en una zona muy extensa y rural… sería imposible que hubiese dado ese paso. No se valora lo que no se conoce, por eso considero tan importante la animación misionera aquí, a la que he dedicado los últimos tres años, porque quería contar en primera persona la gozada que es ser misionero y como tenemos que animar a descubrir esa vocación en todos los cristianos y especialmente en los seminaristas y sacerdotes.

Tarragona misionera, animación misionera
El misionero no va sólo, es enviado por su comunidad cristiana, por su diócesis, por su presbiterio, por su Obispo. 
Es un orgullo para una diócesis con escasez de clero desprenderse de un sacerdote para evangelizar otra parte del mundo respondiendo así al mandato de Jesús y a la solidaridad de las iglesias, recordando que lo que un día recibimos gratis estamos llamados a darlo gratis. En nuestras diócesis tenemos una media de 2,700 personas por sacerdote mientras que en África por cada sacerdote hay 31,500 personas. El misionero lleva en su maleta toda su diócesis y allí se encuentra con otra gran familia: los compañeros misioneros, los curas locales, el Obispo, las religiosas, la gente... todos te reciben como parte de una gran familia.
Las lenguas que toca aprender son parte del compromiso por valorar la cultura y valores de un pueblo cuya lengua es el exponente más claro de ese tesoro. En Zambia después del inglés me tocó aprender la lengua local de la zona de Solwezi, el Kikaonde, que con paciencia y humor consigues aprender. 

Tarragona misionera, animación misionera
En Zambia he aprendido a valorar muchísimo las comodidades que tenemos aquí y que no valoramos suficientemente como el agua, la luz, la comida, el transporte, la educación, la salud pero sobre todo la gente de Zambia me ha enseñado a valorar la fe, el ser seguidor de Jesús vivido como un gran regalo, la amistad, la solidaridad, la vida, la alegría por encima de todo (siempre sonríen y su mirada refleja una gran paz interior). 
Ahora después de un periodo de tres años dedicado a la Animación Misionera por aquí, me toca de nuevo hacer las maletas para volver a Zambia. Voy con mucha ilusión y muchas ganas de querer ser expresión de la generosidad de nuestras iglesias locales y de seguir soñando para que el IEME sirva y pueda seguir siendo un camino para que muchos sacerdotes puedan probar hasta el fondo el gusto por la misión (EG 81)."
Artículo de Gabriel Rodríguez, misionero de Burgos perteneciente al IEME para la revista Diocesana "Església de Tarragona" con motivo del Centenario de la creación del Ieme y de la Jornada del 6 de enero del Catequista Nativo y del IEME.