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domingo, 23 de octubre de 2016

Salí de mi tierra Reus hacía el Congo

Testimonio misionera Isabel Correig en el Congo

"Cuando tenía 18 años sentí la vocación misionera, comprendí que Dios me invitaba a seguirle. Llena de gozo, respondí a su llamada: “Sal de tu tierra…” (cfr. Gen 12,1). Y lo dejé  todo: patria, familia, amigos…
Geográficamente salí de mi tierra y entré en otra tierra, el Congo. País muy lejano, otra raza, otra mentalidad, otras costumbres… Me sentía enviada como testigo del amor de Dios y me situé como hermana de los congoleses. Comprendí que lo más importante no era tanto “hacer cosas” sino compartir la vida en actitud de dar y recibir. El espíritu misionero me permitió entrar en una dinámica de fraternidad universal.
Después de 45 años de vivir en el Congo me siento congolesa con los congoleses y al mismo tiempo profundamente catalana. Porque creo que es en la medida en que uno tiene clara su identidad y sus raíces que  puede abrirse a otras culturas. Tengo también la experiencia de lo que dice Jesús (cfr. Mt 19,29): “Aquel que en mi nombre deja casa,  padres, hermanos… encontrará el céntuplo…”

Todos estamos invitados a “salir de nuestra tierra”, es decir salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro. 
Como cristianos, todos somos misioneros. Con gestos de ternura y de misericordia podemos hacer comprender al otro que Dios le ama, porque  ¿cómo podríamos hablar del Dios que es amor y que está presente en nuestras vidas, si el otro no siente una presencia humana?
El gozo de Jesús resucitado nos transforma y nos hace capaces de acoger al otro y de podernos maravillar ante la naturaleza y toda la creación."

María Isabel Correig
Misionera diocesana