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viernes, 14 de junio de 2019

Campos de trabajo: una "degustación" de la cooperación-misión.

Los Hijos de la Sagrada Familia ayudan a sus misioneros a través de la Ong Manyanet Solidario.

Los campos de trabajo-misión manyanetianos fueron creados en 2006 por la ONG Manyanet Solidario, fundada por los Hijos de la Sagrada Familia para ayudar en los proyectos de evangelización y desarrollo que los misioneros de esta congregación tienen en Colombia, Venezuela y Camerún. La experiencia ha tenido éxito y va ya por su 11ª edición. En 2018 se hizo el primer campo de trabajo en África, en la misión de Yaoundé, en Camerún.

Gracias a la ONG Manyanet Solidario, ocho jóvenes profesionales pudieron "degustar" lo que es la cooperación- misión, como dice Emili Berbel, de los Hijos de la Sagrada Familia. Este misionero en Camerún, fue el responsable de los jóvenes que vivieron un #VeranoMisión del 3 al 27 de julio, en el orfanato y el hospital católico de la diócesis de Yaoundé. Para él, esta experiencia es una "degustación" de la misión, porque en tres semanas no se puede comprender toda la riqueza del país y mucho menos sacar "conclusiones reales", pero sí hacer un acopio de experiencias que hay que ir asimilando poco a poco.
Antes de partir a la misión, muchos voluntarios de la ONG Manyanet Solidario han tenido ya experiencias de cooperación en España y la mayoría de ellos continúan teniéndolas al volver. 
Sin embargo, el tiempo que han pasado en la misión es un impulso, una renovación, una apertura a otras culturas... y, en algunos casos, un encuentro con la fe. Marta Miguell, una joven artista digital de 21 años, afirma sin ambages: "Ir a África me acercó a la religión". 
Eduard Soler, un maestro de 35 años que ha estado en todos los países donde los Hijos de la Sagrada Familia tienen misiones (Colombia, Venezuela y Camerún), afirma con rotundidad: "Yo me marché a Venezuela a hacer una labor social, pero en ningún caso pensaba en nada relacionado con la religión, y cuando estuve en Venezuela volví a ir a las celebraciones, a valorar todo lo que hacen muchos religiosos y a sentirme uno más de la comunidad parroquial. 
Podría decir que en América de Sur volví a encontrar mi fe".
Las expectativas de cada joven antes de llegar a la misión son diferentes. 


Cristina Domínguez es maestra y tiene 27 años; antes de irse "había imaginado muchas cosas". Cristina iba dispuesta a dar todo de sí "para que aquellos niños fueran felices durante unas semanas", pero no contaba con que fuera ella quien más acabaría disfrutando. 





Marta "no tenía ninguna expectativa" antes de viajar a Camerún, iba totalmente a la aventura y a sorprenderse y "todo fue inesperado y precioso". Una de las cosas que más llamó su atención fue "la paciencia que se nota en el ambiente, tal vez por el contraste, porque aquí vivimos en la inmediatez, en la impaciencia y esto hace que la mayoría de la gente vaya siempre estresada". Para Eduard, la distinta concepción del tiempo que tienen en América del Sur respecto a Europa fue también una llamada de atención. "Aquí vivimos siempre pendientes del reloj y de los horarios, allí no, y creo que a veces nos iría bien aprender un poco a no ser tan esclavos de nuestro tiempo". 
Los voluntarios tienen cientos de anécdotas, algunas se les han quedado grabadas para siempre. Eduard recuerda el día que "al volver a casa atracaron a tres cooperantes"; cuando la voz corrió por el barrio, los vecinos se organizaron, y al día siguiente tenían a un grupo esperándoles para llevarles a casa, asegurándoles "que lo que había pasado no se volvería a repetir". 
Por su parte, Cristina no puede olvidar a una niña que no podía andar. La llevaban en brazos de un sitio a otro mientras algunos la acompañaban con una silla de mimbre para poder sentarla. El último día que los jóvenes pasaron con ella, le regalaron una silla de ruedas. Cristina nunca olvidará "aquella felicidad y la sonrisa que se dibujó en su cara". Tras haber vivido un #VeranoMisión, algunos jóvenes, como Eduard, piensan que "su compromiso misionero no es nada comparado con la gente que dedica su vida a esto". Este joven maestro reconoce que él lo ha hecho "por un tiempo limitado y sabiendo que tenía un billete de regreso" y añade que “los misioneros que dedican toda su vida son dignos de admiración”.
Otros, como Marta, sienten que tienen "más empatía con los demás y que no se trata solo de cuidarse uno a sí mismo, sino también de cuidar la relación con la gente que nos rodea". 
Cristina quiere seguir vinculada "con proyectos solidarios, ayudando en todo lo posible a aquellos que lo necesiten". 
Eso sí, todos coinciden en su deseo de invitar a otros a vivir una experiencia parecida. Igual que un amigo llevó a Eduard "hacia esta gran aventura que es la cooperación", él anima ahora a sus amigos. Como dice Marta, "la vida te lleva por distintos caminos y hay que escuchar tu corazón y aprovechar las oportunidades".
(Artículo REVISTA SUPERGESTO Mayo-Junio 2019, editada por Obras Misionales Pontificas) 



En poco más de un mes el Campo de Trabajo vuelve a celebrarse y contará con la presencia de 11 cooperantes, algunos de ellos como Marta y Cristina, entre otros, repiten experiencia. De estos 11 tres son de nuestra diócesis: Pablo, María y M. Mar.




Desde el mes de febrero se han encontrado en diferentes ocasiones para la formación (así como puede ser verse en la imagen anterior) y la organización del campo de trabajo siempre bajo la coordinación del P. Emili presencialmente o desde Camerún. El lema  para este año"Juntos nos movemos mejor" recuerda la necesidad de ser solidarios con los otros y los beneficios de trabajar en grupo. Se buscará potenciar con los niños que van a estar trabajando los beneficios de pensar en el otro y no buscar tanto el individualismo.



P. Emili en el centro y P. Josep Maria a la derecha
 junto a seminaristas
También se da la circunstancia que junto al Padre Emili, responsable del Campo de Trabajo se encuentra trabajando apostólicamente el Padre Josep Maria Juanpere, nacido en nuestra diócesis, concretamente en Reus.
Ambos son responsables del seminario de los Hijos de la Sagrada Familia en Camerún.

Desde ya os pedimos oración por todos ellos.