"Posar-se en estat de missió, és un efecte de l'agraïment" Papa Francesc
Si l'experiència cristiana és autèntica, ens porta a la missió. És la manera d'agrair el que gratuïtament hem rebut de Déu. «Posar-se en estat de missió, diu el Papa, és un efecte de l'agraïment». Els dons de Déu mai queden reduïts a l'àmbit de qui els rep, sinó que s'expandeixen per la força mateixa que porten en si mateix. Aquesta expansió i comunicació de la gràcia rebuda és el que anomenem missió.
No podem oblidar avui especialment a tots els missioners i missioneres que pel seu carisma o per pròpia voluntat, han optat per entregar la seva vocació, ja sigui religiosa o laical, en territoris de missió.
Permeteu-me animar-vos, amb l’exemple dels nostres missioners i missioneres, a convertir les dificultats en reptes, desafiaments, ocasions providencials per a la proclamació de l'evangeli. Per a això, cal «viure les proves abraçant-nos a Crist», com ens demana el Sant Pare. Sense aquesta comunió amb Jesús, en els seus patiments i en el seu triomf, no podem ser missioners. Els nostres germans cristians que sofreixen cada dia la persecució, i fins i tot el martiri, són un estímul permanent per als qui vivim en situacions menys violentes i agressives.
M. Mar Cugat Viñes
Delegada diocesana per a l'activitat missionera i la cooperació entre les Esglésies
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DOMUND: sin la ayuda de todos vosotros no sería posible.
«Ponerse en estado de misión, dice el Papa, es un efecto del agradecimiento» Papa Francisco
En el Mensaje del Papa Francisco para el DOMUND de este año, que hoy celebraremos -domingo 24 de Octubre-, exhorta en todos los cristianos a vivir la misma compasión de Cristo frente a la necesidad que el mundo tiene de redención. Recordando la experiencia de los apóstoles que, según dice el libro de los Hechos de los Apóstoles (4,20), no podían dejar de explicar el que habían visto y oído, nos invita a poner el amor en movimiento y comunicar a los otros la alegría de la salvación y los dones que nos ha dado Jesucristo.
Si la experiencia cristiana es auténtica, nos lleva a la misión. Es la manera de agradecer lo que gratuitamente hemos recibido de Dios. «Ponerse en estado de misión, dice el Papa, es un efecto del agradecimiento». Los dones de Dios nunca quedan reducidos al ámbito de quien los recibe, sino que se expanden por la fuerza misma que llevan en sí mismos. Esta expansión y comunicación de la gracia recibida es el que llamamos misión.
No podemos olvidar hoy especialmente a todos los misioneros y misioneras que por su carisma o por propia voluntad, han optado para entregar su vocación, ya sea religiosa o laical, en territorios de misión.
Muchos cristianos nos avergonzamos, en el momento de dar testimonio, de ser misioneros, ante las dificultades de nuestra sociedad secularizada, descreída, que se olvida de Dios y rechaza todo aquello que puede venir fruto de la fe. En lo referente a esto, el Papa recuerda también que los tiempos del inicio del cristianismo tampoco fueron fáciles. «Los primeros cristianos empezaron su vida de fe en un ambiente hostil y complicado. Historias de postergaciones y cierres se cruzaban con resistencias internas y externas que parecían contradecir y hasta negar lo que habían visto y oído; pero esto, lejos de ser una dificultad u obstáculo que los llevara a replegarse, los impulsó a transformar todos los inconvenientes, contradicciones y dificultades en una oportunidad para la misión».
Podéis imaginar, si a nuestro alrededor es difícil transmitir la Palabra de Dios, como lo viven muchos misioneros y misioneras donde esta hostilidad en ocasiones va acompañada de situaciones tan extremas como el hambre, la guerra... su presencia, supone Luz y Esperanza para todos aquellos que están sufriendo. No creéis, pues, ¿qué hay que ayudarlos?
Permitidme animaros, con el ejemplo de nuestros misioneros y misioneras, a convertir las dificultades en retos, desafíos, ocasiones providenciales para la proclamación del evangelio. Para lo cual, hay que «vivir las pruebas abrazándonos a Cristo», como nos pide el Santo Padre. Sin esta comunión con Jesús, en sus sufrimientos y en su triunfo, no podemos ser misioneros. Nuestros hermanos cristianos que sufren cada día la persecución, e incluso el martirio, son un estímulo permanente para los quién vivimos en situaciones menos violentas y agresivas.
Finalmente, os doy gracias hoy especialmente por vuestra oración por las misiones y por los misioneros. También agradezco todas las aportaciones económicas, que no sin esfuerzo para muchos, hoy o durante este mes, habéis hecho en favor de las misiones. Todo ello es signo de la comunión de los santos, comunión de aquellos, que sin conocer el rostro del prójimo sabe de su necesidad y decide ayudarlo de una forma activa, ya sea mediante la oración o la aportación económica.
M. Mar Cugat Viñes
Delegada diocesana para la actividad misionera y la cooperación entre las Iglesias